Durante años fabricamos el estuche en cuestión partiendo de una cartulina achampanada, nacarada, de un precio, como es habitual en el caso de las especialidades, muy elevado. La cartulina dejó de fabricarse sin aviso por parte de la fábrica, lo que nos llevó a cubrir la necesidad de nuestro cliente con un soporte diferente pero con el mismo aspecto y además en tiempo récord. Partimos de una de las cartulinas estándares de rotación importante. Tras diferentes ensayos se homologó una de las opciones cuyo acabado con pigmentos, nácares, plásticos y barnices no desmerecía en absoluto a la solución anterior.
El resultado fue: 1. Obtención del mismo aspecto, 2. Ahorro económico para el cliente en el coste estuche, 3. Eliminación de stocks de materia prima de difícil rotación.